30/9/08

Crisis ¿Financiera?

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Crisis ¿Financiera?
Carlos Hernández

Al analizar un fenómeno económico, lo primero es establecer su contexto y la causa principal de su ocurrencia. En el caso de la denominada "crisis financiera" de los Estados Unidos de América, EEUU, es mecesario considerar que es una expresión de una crisis más amplia, de una crisis de TODA la economía, por un lado y por otro, que en el fondo tiene su causa en la SOBREPRODUCCIÓN del sector real, no monetario, de la economía.

La sobreproducción de viviendas fué lo que condujo, en un primer momento a darle salida a la insuficiencia de la demanda por la vía de la "sub prime" o créditos hipotecarios ajustados. Hacia marzo del corriente año, se estimaba que el total de propiedades desocupadas era de dos millones en EEUU. En la crisis de sobreproducción de este sector de viviendas tiene su origen la reacción en cadena, que se multiplica como la fusión y la fisión del átomo hasta reproducir un estallido de sobreproducción en todo el sistema, que se refleja, no que se origina, en la crisis financiera.

En economía existe un flujo monetario y un flujo real, de mercancías. Los dos flujos se separan cada vez más hasta parecer independientes el uno del otro y se crea la ilusión de que los problemas del dinero se solucionan con el dinero. A nuestro juicio, de ahí proviene el error de considerar que 700 mil millones salvarán la crisis de "rentabilidad" financiera que se "inició" con aproximadamente 400 mil millones de deuda hipotecaria en Estados Unidos de América y que por su reacción en cadena de insolvencia financiera, se ha llevado de encuentro a aseguradoras y el mercado de crédito nacional y mundial por un orden de 3 millones de millones de dólares.

Otra expresión de la crisis del mercado hipotecario residencial es que se traslada al mercado hipotecario comercial, pues las personas desempleadas, paradójicamente, por haber producido en exceso, no tienen capacidad de demanda al no tenen ingresos o disminuirlos considerablemente y los negocios más débiles en un primer momento se ven obligados a cerrar. Se aumenta la insuficiencia de la demanda. Y la reacción en cadena sigue, cuando las personas recurren al dinero plástico para sufragar los gastos llevando la contaminación de la crisis a éste mercado de tarjetas de crédito.

La crisis actual no es una crisis financiera o del flujo monetario de la economía. Si se trata de esta manera, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Una inyección de 700 mil millones de dólares sería dinero tirado a la alcantarilla pues el sector financiero por su naturaleza se cubre en momentos de tormenta, no se arriesga. Sería un traslado de trabajo pasado de toda la sociedad en forma de dinero de impuestos para proteger al capital especulativo, dinero de impuestos mal invertido en empresas financieras en crisis y con respaldo en cuentas incobrables y bienes no transables por un período prolongado. La crisis financiera del sector privado se traslada a crisis financiera del sector público.

La crisis actual es una crisis del sector real de la economía. Y ahí debe buscarse la solución. En el sector real de la economía no todos los sectores y ramas de la actividad económica tienen crisis de sobreproducción, en muchos o en algunos, existe crisis pero de subproducción. Probablemente sería más útil que el tiempo empleado en la gestión de fondos para un sector financiero quebrado, se empleara en identificar los rubros deficitarios del sector real de la economía y en rediseñar la concepción antineoliberal del sector financiero del Estado, enfatizando en la inversión productiva o para productiva.

La recreación y rediseño de la Banca del Estado, que se encamine al financiamiento del sector real de la Economía, como la reconstrucción de la infraestructura destruida por huracanes o el tiempo (puentes y carreteras) es al menos un punto en la mente y en la agenda.
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Presentaremos en otro momento las citas de las referencias de los estudios que sirvieron para esta redacción. Por razones de tiempo y disponibilidad no lo hacemos en este momento.
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