30/9/08

Crisis ¿Financiera?

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Crisis ¿Financiera?
Carlos Hernández

Al analizar un fenómeno económico, lo primero es establecer su contexto y la causa principal de su ocurrencia. En el caso de la denominada "crisis financiera" de los Estados Unidos de América, EEUU, es mecesario considerar que es una expresión de una crisis más amplia, de una crisis de TODA la economía, por un lado y por otro, que en el fondo tiene su causa en la SOBREPRODUCCIÓN del sector real, no monetario, de la economía.

La sobreproducción de viviendas fué lo que condujo, en un primer momento a darle salida a la insuficiencia de la demanda por la vía de la "sub prime" o créditos hipotecarios ajustados. Hacia marzo del corriente año, se estimaba que el total de propiedades desocupadas era de dos millones en EEUU. En la crisis de sobreproducción de este sector de viviendas tiene su origen la reacción en cadena, que se multiplica como la fusión y la fisión del átomo hasta reproducir un estallido de sobreproducción en todo el sistema, que se refleja, no que se origina, en la crisis financiera.

En economía existe un flujo monetario y un flujo real, de mercancías. Los dos flujos se separan cada vez más hasta parecer independientes el uno del otro y se crea la ilusión de que los problemas del dinero se solucionan con el dinero. A nuestro juicio, de ahí proviene el error de considerar que 700 mil millones salvarán la crisis de "rentabilidad" financiera que se "inició" con aproximadamente 400 mil millones de deuda hipotecaria en Estados Unidos de América y que por su reacción en cadena de insolvencia financiera, se ha llevado de encuentro a aseguradoras y el mercado de crédito nacional y mundial por un orden de 3 millones de millones de dólares.

Otra expresión de la crisis del mercado hipotecario residencial es que se traslada al mercado hipotecario comercial, pues las personas desempleadas, paradójicamente, por haber producido en exceso, no tienen capacidad de demanda al no tenen ingresos o disminuirlos considerablemente y los negocios más débiles en un primer momento se ven obligados a cerrar. Se aumenta la insuficiencia de la demanda. Y la reacción en cadena sigue, cuando las personas recurren al dinero plástico para sufragar los gastos llevando la contaminación de la crisis a éste mercado de tarjetas de crédito.

La crisis actual no es una crisis financiera o del flujo monetario de la economía. Si se trata de esta manera, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Una inyección de 700 mil millones de dólares sería dinero tirado a la alcantarilla pues el sector financiero por su naturaleza se cubre en momentos de tormenta, no se arriesga. Sería un traslado de trabajo pasado de toda la sociedad en forma de dinero de impuestos para proteger al capital especulativo, dinero de impuestos mal invertido en empresas financieras en crisis y con respaldo en cuentas incobrables y bienes no transables por un período prolongado. La crisis financiera del sector privado se traslada a crisis financiera del sector público.

La crisis actual es una crisis del sector real de la economía. Y ahí debe buscarse la solución. En el sector real de la economía no todos los sectores y ramas de la actividad económica tienen crisis de sobreproducción, en muchos o en algunos, existe crisis pero de subproducción. Probablemente sería más útil que el tiempo empleado en la gestión de fondos para un sector financiero quebrado, se empleara en identificar los rubros deficitarios del sector real de la economía y en rediseñar la concepción antineoliberal del sector financiero del Estado, enfatizando en la inversión productiva o para productiva.

La recreación y rediseño de la Banca del Estado, que se encamine al financiamiento del sector real de la Economía, como la reconstrucción de la infraestructura destruida por huracanes o el tiempo (puentes y carreteras) es al menos un punto en la mente y en la agenda.
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Presentaremos en otro momento las citas de las referencias de los estudios que sirvieron para esta redacción. Por razones de tiempo y disponibilidad no lo hacemos en este momento.
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18/9/08

Capital Especulativo Dominante

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En:

Rodríguez Vargas, J.J. (2005) La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial Tesis doctoral accesible a texto completo en http://www.eumed.net/tesis/jjrv/

(...)

II LA FASE RECESIVA Y LA TRANSFORMACIÓN ESTRUCTURAL Y SOCIOINSTITUCIONAL

CAPITAL FINANCIERO Y LOS ESPECULADORES

La automotriz Chrysler fue salvada, pero muchas otras empresas que se habían endeudado, en los sesenta y principios de los setenta para prolongar la expansión, no tuvieron el mismo destino, a partir de la recesión de 1974-75.

La crisis productiva y comercial produjeron la huida del capital hacia las actividades especulativas nacionales e internacionales, en busca de una mejor rentabilidad.

Una investigación de Petras-Davenport, con base a la lista de empresas de Forbes, arroja que en 1988 las principales fuentes de riqueza fueron las finanzas y los bienes raíces, 38 por ciento, seguidos a distancia por la manufactura, 19 por ciento, y los medios de comunicación, 18 por ciento; por cierto, estos datos reflejaban una diferencia notable con respecto a 1983, cuando la manufactura y las finanzas-bienes raíces compartían un 25 por ciento, y la conclusión de los autores fue:
"los capitalistas especuladores han venido ganando predominio en la clase dirigente de Estados Unidos, desplazando a los capitalistas industriales y petroleros”.

El desarrollo de Wall Street -tendencia ascendente desde 1982 hasta la crisis de octubre de 1987- al igual que

la proliferación de la especulación para obtener “dinero fácil” fue el chivo expiatorio de la crisis estructural del capitalismo.

Especuladores famosos como Michael Milken e Ivan Boesky -que fueron a la cárcel- se convirtieron en los malos de las películas.

Dos films norteamericanos de los ochenta reflejan parcialmente el cambio y el enfrentamiento entre dos épocas; una es Other People´s Money (Riqueza Ajena), la otra, Wall Street (Poder y Avaricia) del famoso director Oliver Stone, que, como a él le gusta decir, busca reflejar la realidad.

Ambas películas muestran la lucha del especulador moderno -joven, individualista, egoísta, hedonista, ambicioso del dinero y del poder- contra el empresario tradicional y el dirigente sindical –viejo, productivo, austero, paternalista y solidario con los trabajadores.

El especulador aparece obsesionado por el valor de las acciones y el dinero líquido, mientras, el capitalista siderúrgico está orgulloso por la producción material -que viene produciendo desde hace décadas-, y que beneficia a la comunidad; el primero percibe un futuro promisorio con el desarrollo de nuevas industrias de alta tecnología y abundante dinero; el segundo, ve una nación que “sólo hará hamburguesas y abogados” ; el especulador es un destructor de empresas, el segundo un creador y sostenedor de empresas y de la tradición.

El especulador se apodera de las empresas, sin escrúpulo alguno, por medio de la oferta pública hostil (takeover), aprovechando la capacidad de un ejército de abogados y de los problemas financieros de las empresas; el empresario se opone, utilizando menos recursos legales y, apelando a la posibilidad de que regresen los buenos tiempos, que “requerirán más acero para construir puentes”.

La industria del acero fue una de las víctimas de la crisis y de los especuladores –que aparece justamente como una rama de la crisis, y, los especuladores representados como animales carroñeros-, pero no fue la única rama productiva, aunque sí la más representativa junto con la automotriz.

El ataque especulativo no fue sólo contra los empresarios industriales -también contra otras empresas no industriales- y como consecuencia contra los trabajadores y las comunidades alrededor de las grandes plantas fabriles. También fue una ofensiva contra una forma de producir y de relacionarse laboral y socialmente.

Los especuladores finalmente no triunfaron en las películas, algunos fueron a la cárcel y otros perdieron sus apuestas cuando el discípulo, joven ambicioso y trepador, se arrepiente y traiciona al jefe inflexible, regresando con los suyos, la familia-sindicato. Sin duda, el argumento expresa una parte de la realidad; la otra parte, que no se ve porque el espectador saldría insatisfecho, es que otros “liquidadores” cumplieron cabalmente con su trabajo.

La desindustrialización, no es producto de la codicia y de la maldad de Wall Street (que por supuesto existe), pero contribuyó a la muerte de muchas empresas del sector manufacturero, que no tenían perspectivas, “ésta empresa estaba muerta cuando llegué”, argumenta el especulador -llamado en el bajo mundo de Wall Street como “Larry el liquidador”- a los cientos de pequeños accionistas, que decidieron la venta de la empresa considerando su propio interés smithiano.

La Chrysler estaba muerta en 1979. Los especuladores no querían revivirla, sino deseaban sus activos reales. De todos los que finalmente contribuyeron al salvamento de la empresa, los banqueros acreedores fueron los más reacios.

Los directores del Citibank, de Lehman Brothers, de Bank of America, y de Irving Trust, -que representaban a cuatrocientos bancos acreedores- se opusieron a la concesión del aval gubernamental, porque querían la quiebra.

Pensaban que por los malos manejos empresariales debía morir, de acuerdo al principio del libre mercado y de la supervivencia de los más aptos: “las inversiones y los puestos de trabajo les tenían sin cuidado. Lo único que de veras les preocupaba era recuperar su dinero”; con nostalgia el empresario Iacocca rememoraba que “durante la época de las vacas gordas, los bancos estuvieron en todo momento del lado de la Chrysler. Pero cuando el panorama se ensombreció, se apresuraron a echarse para atrás”.

Marx veía a los banqueros-especuladores como un “híbrido de timadores y profetas”, que expresaban el “carácter bifacético” del sistema crediticio: “por una parte es fuerza impulsora de la producción capitalista, del enriquecimiento por explotación de trabajo ajeno (las vacas gordas, de Iacocca), hasta convertirlo en el más puro y colosal sistema de juego y fraude, restringiendo cada vez más el número de los pocos individuos que explotan la riqueza social, mientras que por la otra constituye la forma de transición hacia un nuevo modo de producción”.

De acuerdo a Marx el sistema de crédito sirvió como una palanca durante la transición al capitalismo industrial, en la medida que acelera el estallido de las crisis y también precipita “los elementos de disolución del antiguo modo de producción”; Marx incluso analizó el sistema crediticio como “una poderosa palanca” que serviría durante la transición del capitalismo al “modo de producción del trabajo asociado”.

El banquero y el especulador en la década de los setenta-ochenta fueron una parte de la mano activa, o el sujeto social, que representó a la destrucción creativa schumpeteriana; el especulador asume un papel “revolucionario” –no tiene que ser conciente- al destruir el viejo orden.

Los beneficiarios y los nostálgicos del viejo orden se alzaron en contra de un topo (no rojo) que socavaba las bases estructurales del régimen fordista-regulacionista-keynesiano.

El análisis a primera vista de los poskeynesianos productivistas y antirentistas fue una lucha entre los buenos y los malos, y se inclinaron a defender el status quo, y añorar el glorioso pasado industrial.

En la misma línea, los marxistas académicos y los revolucionarios marxistas se sumaron a la cola en la cruzada contra la destrucción parcial y la “modernización” capitalista, a tal grado que descuidaron la definición leninista del capitalista financiero (bancario-industrial), y lo disociaron -al banquero y al industrial- como enemigos acérrimos, por tanto la lucha fue del capitalista o empresario productivo (el bueno) contra el financiero-parásito (el malo), igual que en las películas de Hollywood.

Los revolucionarios no percibieron algún aspecto “progresista”, de acuerdo a la dinámica capitalista, como tampoco el carácter “progresista”, de acuerdo con Marx, y la posible “palanca” hacia el socialismo.

Lo irónico fue que los revolucionarios que lucharon tanto tiempo contra el sistema industrial explotador, contra el Estado del bienestar mediatizador y contra la economía mixta, tuvieron que defenderlo, pretendiendo apuntalarlo, ante el embate de la crisis y se aliaron con los empresarios –claro, los pequeños y medianos, los más débiles- para enfilar las baterías contra el especulador y el libre mercado.

No lo defendieron porque renegaran de sus propósitos socialistas -al contrario, siempre terminan sus trabajos teóricos con la reafirmación de sus deseos- sino porque la crisis, los especuladores, la desindustrialización, y el avance del sector servicios, mellaba la base económica y la base social en la cual se sustenta la posibilidad del socialismo: la industria y el proletariado industrial sindicalizado. Este tipo de proletariado, y este sector, era la vanguardia e instrumento principal de la revolución, porque la fábrica los unía y el contacto con los medios de producción les infundía la seguridad de su fuerza.

No está planteado el triunfo socialista con un sector servicios mayoritario y con trabajadores de cuello blanco individualistas, materialistas y desorganizados.

En otras palabras, si no se hizo la revolución durante la crisis pasada, la posibilidad –aún más con el desplome del bloque socialista- no tiene visos de convertirse en realidad, a pesar de su probable necesidad histórica.

No es casualidad la desilusión, ante la falta de condiciones materiales y sociales para lograr la utopía.

Marx analizaba el papel progresista del crédito en la medida que acumulaba el capital dinero y lo ponía a disposición del capitalista emprendedor, que desarrollaría las fuerzas productivas: “el negocio de los banqueros consiste en concentrar en sus manos, en grandes cantidades, el capital dinerario prestable, de modo que los banqueros, en cuanto representantes de todos los prestamistas de dinero, enfrentan a los capitalistas industriales y comerciales, en lugar de hacerlo el prestamista dinerario individual. Se convierten en los administradores generales del capital dinerario”.

En la actualidad, además de los bancos –los tradicionales- y del mercado de valores, los nuevos intermediarios e instrumentos financieros –tan satanizados- como los fondos mutuos, fondos de pensión-jubilación, mercados de cambios, de futuros, de opciones (derivados), obligaciones, seguros, etc. cumplen con el papel de reunir el capital liquido. Pero, la concentración de capital financiero no significa la inmediata inversión productiva, sino la redistribución del capital existente en el mercado secundario, en la especulación, separándose a tal grado del sector productivo-comercial y de algunos servicios “sanos” que parecía que la autonomía relativa se había convertido en absoluta y había adquirido una dinámica propia, subordinando al capital productivo.

La separación momentánea de los capitales, aunque pudieran ser décadas, y el exiguo crecimiento desde los setenta lleva a plantear a Francois Chesnais el predominio de “los estados-rentistas dominantes en un sistema capitalista mundial tendencialmente en contracción”, con las siguientes características: los gobiernos ya no se preocupan por la producción y la población; esto explica el débil producto, la desindustrialización, el desempleo, los bajos salarios, sino que los gobiernos y los organismos multilaterales se han convertido en representantes únicos de los especuladores financieros; ya no fomentan la inversión nacional (o extranjera directa) sino la inversión de cartera. Se vive “un régimen de acumulación con predominio financiero y rentista” como una nueva fase del imperialismo, fase del capitalismo parasitario en descomposición y decadente, por tanto “una época llegó a su fin: aquélla en donde el capitalismo tenía algo para ofrecer a la humanidad” , conclusión lapidaria que lleva a pensar en la proximidad del fin del capitalismo. Es la reivindicación leninista.

Sin embargo, si el trotskista francés Chesnais no destruye el régimen capitalista de tipo financiero y rentista, es muy probable que se modifique la tendencia, y veamos de nuevo a la producción y al comercio como sectores prioritarios. Cuando menos así lo vislumbran otros investigadores.

La Venezolana Carlota Pérez analiza el comportamiento del capital financiero durante el proceso que llama una “Gran Oleada de Desarrollo” , con duración de alrededor de 50 años y con cuatro (¿o tres?, CH) etapas.

En la primera etapa, con la aparición de una revolución tecnológica, el capital financiero se aleja de los sectores con mercados saturados y baja rentabilidad y sin perspectivas, hacia empresas y proyectos promisorios relacionadas con las nuevas tecnologías; hay una apuesta, una especulación, de que serán exitosos los nuevos proyectos y por tanto rentables (love affair).

En la siguiente etapa, el capital financiero con una confianza creciente en sí mismo y con el desarrollo del mercado financiero cree que puede seguir viviendo y prosperando independientemente del sector productivo y de “generar riqueza por sus propias acciones, casi como si hubiera inventado reglas mágicas para un nuevo tipo de economía”. Se da el divorcio, casi completo, con el capital productivo, incluso con las empresas tecnológicamente revolucionarias a las que convierte en “objeto de manipulación y especulación”; también se produce una separación entre la “riqueza de papel y la riqueza real”, pero la “arrogancia y la ilusión” no pueden durar siempre y se produce el colapso de la burbuja financiera y la recesión productiva (bubble economy). Esta etapa es la que ha predominado desde la crisis del mercado de valores de 1987, y es la que ha influido en muchos para descartar cualquier posibilidad de cambio.

En la tercera etapa, posterior a la gran crisis financiera y productiva, el capital financiero “regresa a la realidad”, se ajustan los valores financieros con los activos reales, se producen cambios institucionales y regulatorios para castigar, controlar y evitar los excesos del capital especulativo, y se reestablecen las conexiones adecuadas con el capital productivo. La reestructuración económica e institucional crea las condiciones para la expansión del mercado y el predominio del capital productivo. Se da un “feliz y armonioso matrimonio”, en donde el capital productivo es reconocido como el productor de la riqueza y el capital financiero como el facilitador en el nuevo dominante paradigma tecnoeconómico (ver III.1.1, IV.1.6.2).

El análisis de Pérez está más cercano con Marx y Schumpeter, que con Lenin y Chesnais, y es más coherente y realista que la posición de los luchadores contra los especuladores, que perdieron el rumbo, aún con un discurso relativamente correcto, al no distinguir las características de una situación temporal: la crisis de larga duración o un Kondrátiev descendente. Primero se enajenaron con el fin próximo del capitalismo y después se enfocaron a un enemigo localizado, que concentró toda la maldad.
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Datos sobre Hispanos en Estados Unidos

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Celebra tu herencia hispana
(Celebrate Your Hispanic Heritage)

16 de septiembre de 2008

- Conoce cómo los hispanos contribuyen a la sociedad de Estados Unidos

Cada año entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre los 45.5 millones de hispanos que viven en Estados Unidos observan el mes de la herencia hispana. Durante esta época varias agencias del Gobierno destacan las contribuciones de los hispanos a la historia y sociedad del país.

El Presidente Lyndon Johnson creó esta celebración en 1968 y 20 años después el Presidente Ronald Reagan extendió su duración a un mes.
La fecha de inicio del 15 de septiembre coincide con la independencia de cinco países centroamericanos: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. México y Chile celebran su independencia el 16 y 18 de septiembre, respectivamente.
La población hispana en Estados Unidos
Los latinos, o hispanos según la terminología de la Oficina del Censo de Estados Unidos, constituyen el 15% de la población y son el grupo minoritario más grande de la nación.
Los datos del censo demuestran cómo los hispanos participan y contribuyen en varios ámbitos de la sociedad estadounidense:

Proyecciones y tendencias demográficas

La población hispana aumentó 1.4 millones de habitantes entre julio de 2005 y julio de 2006. Esto representa casi el 50% del aumento de toda la población durante el mismo periodo.

Se anticipa que la población hispana crecerá a 132.8 millones de habitantes para el 1º de julio de 2050. Esto representará el 30% de toda la población del país.

Estados Unidos tiene la tercera población hispana más grande en todo el mundo después de México y Colombia.

De los residentes estadounidenses mayores de 5 años, 34 millones hablan español en casa.

Educación

El 11% de los estudiantes universitarios son hispanos, según estadísticas de octubre de 2006. Esta cifra aumenta a 19% para estudiantes de primaria y secundaria.

En el 2007 el 60% de los hispanos mayores de 25 años contaban con un nivel educativo de secundaria o mayor.

Participación cívica

7.6 millones de hispanos votaron en las elecciones presidenciales de 2004. Esta cifra equivale al 47% de los ciudadanos hispanos y es igual al porcentaje que votó en las elecciones del año 2000.

Hay 1.1 millones de veteranos hispanos de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Logros de los hispanos en la sociedad estadounidense

Desde la lucha por la independencia de Gran Bretaña hasta el gabinete presidencial actual, los hispanos siempre han desempeñado funciones importantes. Algunos de ellos incluyen:

Antonia Novello: primera mujer y primera hispana en ocupar el cargo de Directora de Sanidad de Estados Unidos, 1990 - 1993.

Joseph Marion Hernández: primer congresista hispano representante de Florida, 1822.

Carlos Gutiérrez: Secretario actual del Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Edward Hidalgo: primer hispano Secretario de la Marina de Estados Unidos, 1979.

Richie Valens: primera estrella hispana de música rock, 1958.

Roberto Clemente: primer jugador de béisbol hispano en el pabellón de la fama, 1973.

Hermanos López: Mark, Steven y Diana, junto con su hermano y entrenador Jean, se destacaron en las Olimpiadas de Beijing de 2008 por sus medallas en el arte marcial Tae Kwan Do. Mark ganó plata, y Steven y Diana ganaron bronce.

Ellen Ochoa: primera hispana astronauta de la NASA, 1993 - 2002.

Luis Walter Álvarez: primer hispano ganador del Premio Nobel de Física, 1968.

Sandra Cisneros: influyente escritora latina contemporánea cuyas obras tratan temas como la pobreza y la opresión. Sus obras incluyen The House on Mango Street, Woman Hollering Creek, Caramelo y varias poesías.

Conéctate a tus raíces

El Servicio de Parques Nacionales (NPS, por su sigla en inglés) cuenta con guías para paseos por lugares y parques históricos donde podrás conocer más sobre tu herencia. Algunos de estos parques incluyen el Monumento Nacional Fort Matanza en Florida, el Parque Histórico Nacional Pecos en Nuevo México, el Monumento Nacional Cabrillo en California y muchos más.

Puedes aprender más sobre tu historia en la Sala Hispánica de Lectura de la Biblioteca del Congreso.

Este gran recurso virtual pone a tu disposición acceso a un calendario de eventos y exposiciones para toda la familia.

También puedes explorar tus raíces en la página de herencia hispana de GobiernoUSA.gov, el portal oficial del Gobierno de los Estados Unidos en español.

Puedes suscribirte para recibir gratis por e-mail más detalles y alertas de éste y otros temas de interés que envían las autoridades para la comunidad hispana. También puedes mantenerte al día suscribiéndote al canal de RSS.

Si necesitas más información puedes enviar tu pregunta sobre cualquier tema relacionado al Gobierno. ¿Quieres contactar al Gobierno de otra forma? Haz clic en el enlace Contactos en GobiernoUSA.gov. Ahí podrás preguntar por e-mail, correo o teléfono y la comunicación es totalmente confidencial.

También puedes llamar gratis al 1 (800) FED INFO o 1 (800) 333-4636 para hablar con operadores que te atenderán en español de lunes a viernes de 8 a.m. a 8 p.m.

Estos artículos están en el dominio público y pueden reproducirse en periódicos, revistas, blogs, sitio web u otros canales de difusión sin autorización previa.
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Negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.
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7/9/08

Negocio Pequeño y Gobierno

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Las negrillas y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

En:

http://www.usa.gov/gobiernousa/MasNoticias/Articulos/20080701.shtml

Cuenta con el Gobierno para empezar tu negocio
(Count on the Government to Start your Business)

1 de julio de 2008 – Conoce los recursos, ayuda financiera, asesoría y capacitación que ofrece el Gobierno a los pequeños empresarios que buscan empezar una empresa o hacer crecer su negocio

Los pequeños empresarios pueden recibir ayuda financiera, asesoría y capacitación de parte del Gobierno para empezar o proteger sus negocios.

El año pasado la Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa (SBA, por su sigla en inglés) garantizó más de $12 mil millones en préstamos para pequeñas empresas.

SBA ofrece ayuda para la planificación y financiamiento de un negocio. Además, la agencia cuenta con programas diseñados para asistir a los grupos minoritarios.

Esta es una gran oportunidad para los latinos que representan el 6.6% de las 23 millones de empresas en el país, según las estadísticas de SBA.

Planificación de un negocio

SBA cuenta con programas y recursos en español para ayudarte a planificar y empezar tu negocio.

Dicha ayuda incluye los siguientes recursos:

Herramienta de asesoría. Este recurso cuenta con un cuestionario que te ayuda a asesorar tu capacitación, necesidades y estrategia empresarial como paso inicial antes de empezar tu negocio. La herramienta también te presenta recursos para obtener más ayuda e información.

Cursos de negocios gratuitos. En conjunto con organizaciones sin fines de lucro, SBA te ofrece cursos gratuitos por Internet que cubren temas relevantes para los nuevos empresarios, entre ellos, planes de negocio y mercadeo, organización del negocio, contabilidad, impuestos y mucho más.

Centros de desarrollo. El Programa de los Centros de Desarrollo Empresarial (SBDC, por su sigla en inglés) de SBA ofrecen ayuda en todos los aspectos de la planificación de tu negocio. Hay centros en cada estado del país enfocados en los mercados locales y las necesidades de cada cliente.

Financiamiento

SBA administra programas de préstamos con organizaciones del sector privado. Los programas de préstamos ayudan a cubrir las diversas necesidades financieras de las nuevas empresas, entre ellas, capital para empezar o expandir una pequeña empresa, fondos para la construcción o compra de terreno, micro-préstamos y capacitación.

Ayuda para las minorías

Los programas de ayuda financiera de SBA ofrecen ayuda para personas de grupos minoritarios,

incluyendo mujeres y latinos.

El Programa de Desarrollo Empresarial 8(a) se especializa en brindar ayuda financiera a

empresas que están en desventaja social o económica.

Asimismo, el Programa para Certificación a Pequeñas Empresas en Desventaja se enfoca en ayudar a las pequeñas empresas en

desventaja a obtener contratos con el Gobierno federal

.

Para aprender más sobre los programas y recursos disponibles del Gobierno para empezar tu propio negocio, consulta GobiernoUSA.gov el portal oficial del Gobierno de los Estados Unidos en español.

Puedes suscribirte, para recibir gratis por e-mail más detalles y alertas de éste y otros temas de interés que envían las autoridades

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Nuevo examen de ciudadanía

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Las negrillas y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Tomado de:

http://www.usa.gov/gobiernousa/MasNoticias/Articulos/20080902.shtml

¿Estás listo para el nuevo examen de ciudadanía?
(Are You Ready For the New Citizenship Test?)

2 de septiembre de 2008 - El Gobierno pone a tu disposición recursos que te ayudarán a prepararte para la nueva versión del examen que entra en vigencia el 1ro de octubre de 2008

Después de haber realizado varios estudios en los últimos diez años para crear un proceso de naturalización uniforme y coherente en todo el país, el Gobierno de los Estados Unidos, a través del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS, por su sigla en inglés), se está preparando para administrar el nuevo examen de ciudadanía.

¿Cómo fue diseñado el nuevo examen de ciudadanía?

USCIS consultó con aproximadamente 150 organizaciones y grupos representantes de diversas comunidades para crear un examen más justo y significativo.

Varias de estas organizaciones representan a la comunidad latina, entre ellas el Consejo Nacional de La Raza (NCLR, por su sigla en inglés) y representantes de programas de inglés como segundo idioma (ESL, por su sigla en inglés) de distritos escolares de todo el país.

La versión nueva es del mismo nivel de dificultad que la actual. No obstante, la tasa aprobatoria del examen aumentó a 92.4% en un estudio piloto realizado por USCIS.

¿Cuál es el formato del nuevo examen de ciudadanía?

El formato incluye partes del examen actual, así como cambios hechos conforme a los hallazgos de los estudios realizados por USCIS.

El nuevo examen de ciudadanía cuenta con 2 secciones principales:

Cívica. Esta sección consta de preguntas que abarcan varios temas de conocimiento cívico sobre los Estados Unidos: principios democráticos, sistema gubernamental, geografía, símbolos patrios, historia y otros temas relacionados.

El postulante recibe 10 preguntas y debe contestar correctamente un mínimo de 6 para pasar esta sección. La guía Lecciones breves de educación cívica te ayudará a prepararte.

Inglés. Esta sección consta de 3 componentes principales cuyo fin es evaluar el conocimiento del inglés del postulante: prueba oral, prueba de lectura y prueba de escritura en inglés.

¿Qué examen de ciudadanía me corresponde tomar: el nuevo o la versión actual?

USCIS ha permitido un plazo de un año para poner en vigencia el nuevo examen de ciudadanía. El objetivo de este plazo es darle a los educadores e inmigrantes que planean solicitar la ciudadanía estadounidense tiempo de familiarizarse con el nuevo examen.

El examen que te corresponde depende de dos factores: 1) cuándo postulas para la ciudadanía y 2) la fecha de tu entrevista. USCIS proporciona las siguientes pautas al respecto:

Si presentas tu solicitud antes del 1ro de octubre de 2008 y tu entrevista está programada para antes del 1ro de octubre de 2008 te corresponde el examen actual.

Si presentas tu solicitud antes del 1ro de octubre de 2008 y tu entrevista está programada para después del 1ro de octubre de 2008 puedes elegir tomar el examen actual o el nuevo.

Si presentas tu solicitud después del 1ro de octubre de 2008 te corresponde tomar el examen nuevo.

Si tu entrevista está programada para después del 1ro de octubre de 2009 te corresponde tomar el examen nuevo.

¿Cómo me puedo preparar para el nuevo examen de ciudadanía?

Puedes dirigirte al sitio del Departamento de Estado de los Estados Unidos para ver una muestra de las preguntas nuevas del examen actual.

Además, USCIS cuenta con material educativo en inglés que te puede ayudar a prepararte para el nuevo examen.

Para aprender más sobre el nuevo examen y otros requisitos necesarios para hacerte ciudadano consulta GobiernoUSA.gov, el portal oficial del Gobierno de los Estados Unidos en español.

Puedes suscribirte para recibir gratis por e-mail más detalles y alertas de éste y otros temas de interés que envían las autoridades para la comunidad hispana. También puedes mantenerte al día suscribiéndote al canal de RSS.

Si necesitas más información puedes enviar tu pregunta sobre cualquier tema relacionado al Gobierno. ¿Quieres contactar al Gobierno de otra forma? Haz clic en el enlace Contactos en GobiernoUSA.gov. Ahí podrás preguntar por e-mail, correo o teléfono y la comunicación es totalmente confidencial.

También puedes llamar gratis al 1 (800) FED INFO o 1 (800) 333-4636 para hablar con operadores que te atenderán en español de lunes a viernes de 8 a.m. a 8 p.m.

Estos artículos están en el dominio público y pueden reproducirse en periódicos, revistas, blogs, sitio web u otros canales de difusión sin autorización previa.
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4/9/08

The New Titans

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Presentamos este artículo porque da conceptos importantes de teoría económica en inglés al tiempo que los relaciona realizando un análisis de la situación del mundo actual y la participación de países subdesarrollados, emergentes se les denomina, en el crecimiento económico global. Es una buena práctica para el aprendizaje del idioma inglés, leerlo repetidamente para asimilar gramática, pronunciación y al mismo tiempo tener una visión de la posición cambiante en el contexto mundial de los países anglo parlantes. Las negrillas y separación de párrafos son nuestros para efectos de posteriores análisis de la situación de países desarrollados como Estados Unidos e Inglaterra.

The new titans
Sep 14th 2006
From The Economist print edition
Copyright © 2006 The Economist Newspaper and The Economist Group. All rights reserved.

China, India and other developing countries are set to give the world economy its biggest boost in the whole of history, says Pam Woodall (interviewed here). What will that mean for today's rich countries?

LAST year the combined output of emerging economies reached an important milestone: it accounted for more than half of total world GDP (measured at purchasing-power parity).

This means that the rich countries no longer dominate the global economy.

The developing countries also have a far greater influence on the performance of the rich economies than is generally realised.

Emerging economies are driving global growth and having a big impact on developed countries' inflation, interest rates, wages and profits.

As these newcomers become more integrated into the global economy and their incomes catch up with the rich countries, they will provide the biggest boost to the world economy since the industrial revolution.

Indeed, it is likely to be the biggest stimulus in history, because the industrial revolution fully involved only one-third of the world's population.

By contrast, this new revolution covers most of the globe, so the economic gains—as well as the adjustment pains—will be far bigger.

As developing countries and the former Soviet block have embraced market-friendly economic reforms and opened their borders to trade and investment, more countries are industrialising and participating in the global economy than ever before.

This survey will map out the many ways in which these economic newcomers are affecting the developed world. As it happens, their influence helps to explain a whole host of puzzling economic developments, such as the record share of profits in national income, sluggish growth in real wages, high oil prices alongside low inflation, low global interest rates and America's vast current-account deficit.

Emerging countries are looming larger in the world economy by a wide range of measures (see chart 1).



Their share of world exports has jumped to 43%, from 20% in 1970.

They consume over half of the world's energy and have accounted for four-fifths of the growth in oil demand in the past five years.

They also hold 70% of the world's foreign-exchange reserves.

Of course there is more than one respectable way of doing the sums. So although measured at purchasing-power parity (which takes account of lower prices in poorer countries) the emerging economies now make up over half of world GDP, at market exchange rates their share is still less than 30%. But even at market exchange rates, they accounted for well over half of the increase in global output last year. And this is not just about China and India: those two together made up less than one-quarter of the total increase in emerging economies'GDP last year.

There is also more than one definition of emerging countries, depending on who does the defining (...).

Perhaps some of these countries should be called re-emerging economies, because they are regaining their former eminence.

Until the late 19th century, China and India were the world's two biggest economies.

Before the steam engine and the power loom gave Britain its industrial lead, today's emerging economies dominated world output.

Estimates by Angus Maddison, an economic historian, suggest that in the 18 centuries up to 1820 these economies produced, on average, 80% of world GDP (see chart 2).



But they were left behind by Europe's technological revolution and the first wave of globalisation. By 1950 their share had fallen to 40%.

Now they are on the rebound. In the past five years, their annual growth has averaged almost 7%, its fastest pace in recorded history and well above the 2.3% growth in rich economies.

The International Monetary Fund forecasts that in the next five years emerging economies will grow at an average of 6.8% a year, whereas the developed economies will notch up only 2.7%.

If both groups continued in this way, in 20 years' time emerging economies would account for two-thirds of global output (at purchasing-power parity). Extrapolation is always risky, but there seems every chance that the relative weight of the new pretenders will rise.

Faster growth spreading more widely across the globe makes a huge difference to global growth rates.

Since 2000, world GDP per head has grown by an average of 3.2% a year, thanks to the acceleration in emerging economies. That would beat the 2.9% annual growth during the golden age of 1950-73, when Europe and Japan were rebuilding their economies after the war; and it would certainly exceed growth during the industrial revolution.

That growth, too, was driven by technological change and by an explosion in trade and capital flows, but by today's standards it was a glacial affair.

Between 1870 and 1913 world GDP per head increased by an average of only 1.3% a year.

This means that the first decade of the 21st century could see the fastest growth in average world income in the whole of history.

Financial wobbles this summer acted as a reminder that emerging economies are more volatile than rich-country ones; yet their long-run prospects look excellent, so long as they continue to move towards free and open markets, sound fiscal and monetary policies and better education.

Because they start with much less capital per worker than developed economies, they have huge scope for boosting productivity by importing Western machinery and know-how. Catching up is easier than being a leader.

When America and Britain were industrialising in the 19th century, they took 50 years to double their real incomes per head; today China is achieving the same feat in nine years.

What's new

Emerging economies as a group have been growing faster than developed economies for several decades. So why are they now making so much more of a difference to the old rich world? The first reason is that the gap in growth rates between the old and the new world has widened (see chart 3).



But more important, emerging economies have become more integrated into the global system of production, with trade and capital flows accelerating relative to GDP in the past ten years.

China joined the World Trade Organisation only in 2001.

It is having a bigger global impact than other emerging economies because of its vast size and its unusual openness to trade and investment with the rest of the world.

The sum of China's total exports and imports amounts to around 70% of its GDP, against only 25-30% in India or America. By next year, China is likely to account for 10% of world trade, up from 4% in 2000.

What is also new is that the internet has made it possible radically to reorganise production across borders.

Thanks to information technology, many once non-tradable services, such as accounting, can be provided from afar, exposing more sectors in the developed world to competition from India and elsewhere.

Faster growth that lifts the living standards of hundreds of millions of people in poor countries should be a cause for celebration. Instead, many bosses, workers and politicians in the rich world are quaking in their boots as output and jobs shift to low-wage economies in Asia or eastern Europe. Yet on balance, rich countries should gain from poorer ones getting richer. The success of the emerging economies will boost both global demand and supply.

Rising exports give developing countries more money to spend on imports from richer ones. And although their average incomes are still low, their middle classes are expanding fast, creating a vast new market. Over the next decade, almost a billion new consumers will enter the global marketplace as household incomes rise above the threshold at which people generally begin to spend on non-essential goods.

Emerging economies have already become important markets for rich-world firms: over half of the combined exports of America, the euro area and Japan go to these poorer economies. The rich economies' trade with developing countries is growing twice as fast as their trade with one another.

The future boost to demand will be large. But more important in the long term will be the stimulus to the world economy from what economists call a “positive supply shock”.

As China, India and the former Soviet Union have embraced market capitalism, the global labour force has, in effect, doubled. The world's potential output is also being lifted by rapid productivity gains in developing countries as they try to catch up with the West.

This increased vitality in emerging economies is raising global growth, not substituting for output elsewhere.

The newcomers boost real incomes in the rich world by supplying cheaper goods, such as microwave ovens and computers, by allowing multinational firms to reap bigger economies of scale, and by spurring productivity growth through increased competition. They will thus help to lift growth in world GDP just when the rich world's greying populations would otherwise cause it to slow. Developed countries will do better from being part of this fast-growing world than from trying to cling on to a bigger share of a slow-growing one.

Stronger growth in emerging economies will make developed countries as a whole better off, but not everybody will be a winner. The integration of China and other developing countries into the world trading system is causing the biggest shift in relative prices and incomes (of labour, capital, commodities, goods and assets) for at least a century, and this, in turn, is leading to a big redistribution of income.

For example, whereas prices of the labour-intensive goods that China and others export are falling, prices of the goods they import, notably oil, are rising.
In particular, the new ascendancy of the emerging economies has changed the relative returns to labour and capital. Because these economies' global integration has made labour more abundant, workers in developed countries have lost some of their bargaining power, which has put downward pressure on real wages. Workers' share of national income in those countries has fallen to its lowest level for decades, whereas the share of profits has surged. It seems that Western workers are not getting their full share of the fruits of globalisation. This is true not just for the lowest-skilled ones but increasingly also for more highly qualified ones in, say, accountancy and computer programming.

If wages continue to disappoint, there could be a backlash from workers and demands for protection from low-cost competition. But countries that try to protect jobs and wages through import barriers or restrictions on offshoring will only hasten their relative decline.

The challenge for governments in advanced economies is to find ways to spread the benefits of globalisation more fairly without reducing the size of those gains.

The high share of profits and low share of wages in national income are not the only numbers that have strayed a long way from their historical average. An alarming number of economic variables are currently way out of line with what conventional economic models would predict. America's current-account deficit is at a record high, yet the dollar has remained relatively strong. Global interest rates are still historically low, despite strong growth and heavy government borrowing. Oil prices have tripled since 2002, yet global growth remains robust and inflation, though rising, is still relatively low. House prices, however, have been soaring in many countries.

Puzzling it out

This survey will argue that all of these puzzles can be explained by the growing impact of emerging economies. For instance, low bond yields and the dollar's refusal to plunge are partly due to the way these countries have been piling up foreign reserves. Likewise, higher oil prices have mostly been caused by strong demand from developing countries rather than by an interruption of supply, so they have done less harm to global growth than in the past. And their impact on inflation has been offset by falling prices of goods exported by emerging economies. This has also made it easier for central banks to achieve their inflation goals with much lower interest rates than in the past.

All this will require some radical new thinking about economic policy. Governments may need to harness the tax and benefit system to compensate some workers who lose from globalisation.

Monetary policy also needs to be revamped. Central bankers like to take the credit for the defeat of inflation, but emerging economies have given them a big helping hand, both by pushing down the prices of many goods and by restraining wages in developed countries. This has allowed central banks to hold interest rates at historically low levels. But they have misunderstood the monetary-policy implications of a positive supply shock. By keeping interest rates too low, they have allowed a build-up of excess liquidity which has flowed into the prices of assets such as homes, rather than into traditional inflation. They have encouraged too much borrowing and too little saving. In America the overall result has been to widen the current-account deficit.

The central banks' mistake has been compounded by the emerging economies' refusal to allow their exchange rates to rise, piling up foreign-exchange reserves instead. Bizarrely, by financing America's deficit, poor countries are subsidising the world's richest consumers. The opening up of emerging economies has thus not only provided a supply of cheap labour to the world, it has also offered an increased supply of cheap capital. But this survey will argue that the developing countries will not be prepared to go on financing America's massive current-account deficit for much longer.

At some point, therefore, America's cost of capital could rise sharply. There is a risk that the American economy will face a sharp financial shock and a recession, or an extended period of sluggish growth. This will slow growth in the rest of the world economy. But America is less important as a locomotive for global growth than it used to be, thanks to the greater vigour of emerging economies.

America's total imports from the rest of the world last year amounted to only 4% of world GDP.

The greater risk to the world economy is that a recession and falling house prices would add to Americans' existing concerns about stagnant real wages, creating more support for protectionism. That would be bad both for the old rich countries and the new emerging stars.

But regardless of how the developed world responds to the emerging giants, their economic power will go on growing. The rich world has yet to feel the full heat from this new revolution.
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